Nutrición ortomolecular: Todo lo que tienes que saber

¿Qué es la Nutrición ortomolecular?

La nutrición ortomolecular consiste en una disciplina que se fundamenta en la idea de la enfermedad obedece a un desorden de tipo bioquímico. Por lo tanto, los métodos de sanación a los que se recurre implican la incorporación de la base nutricional que se encuentra deficiente.

Desde el punto de vista científico se considera que este tipo de prácticas carecen de rigor. Por lo tanto, no se encuentran aprobadas por la medicina tradicional. Algunas de las razones que esbozan los especialistas para desaconsejarla se fundan en las posibilidades concretas de padecer efectos adversos. También pueden causar algún tipo de intoxicación. Un ejemplo de esta postura es el comunicado que emite la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas.

En consecuencia, la alimentación diaria no consiste meramente en unas tabletas nutricionales. Más bien, el ser humano tiene la necesidad de alimentarse. La preparación e ingesta de la comida, además de incorporar los nutrientes al organismo, coadyuvan al desarrollo de otros aspectos. Entre ellos, los sentidos del gusto, el olfato, la vista, y cuestiones psicosociales.

Nutrición ortomolecular: algunos efectos adversos

Las ciencias médicas han podido determinar que existen algunos efectos adversos que se producen como consecuencia del uso de la nutrición ortomolecular. El organismo requiere de las cantidades justas de nutrientes, minerales y vitaminas. La ingesta diaria supone un valor máximo de cada uno de ellos. En este sentido, los organismos de contralor norteamericanos y europeos sugieren la necesidad de control de los valores de la ingesta diaria de nutrientes y suplementos dietario. Cualquier exceso ocasiona daños al organismo cuya manifestación se produce tanto en el corto como en el largo plazo:

– Hipervitaminosis A:

trae aparejadas malformaciones congénitas, hepatotoxicidad, etc.

 –  Excesos de vitamina C:

se manifiestan en patologías a nivel de sistema gastrointestinal, cálculos renales, trastornos en los mecanismos de absorción de componentes ferrosos.

– Sobredosis de vitamina D:

Conduce a mayores concentraciones de calcio en el torrente sanguíneo.

– Hipervitaminosis E:

Trae aparejadas hemorragias

– Excesos en niveles de niacina:

En este caso se observan con frecuencia patologías que afectan al sistema digestivo. Por otra parte, se observan lesiones en los tejidos epiteliales.

– Hipervitaminosis B6:

Las consecuencias directas impactan a nivel de sistema nervioso. Éstas se manifiestan mediante reacciones tóxicas.

– Excedentes de folatos:

Traen aparejadas consecuencias negativas a nivel de sistema nervioso. Éstas se manifiestan patologías que ocultan los déficits de vitamina B12.

– Excesos de colina:

Las consecuencias directas ponen de manifiesto episodios de sudoración y mal olor corporal. Por otra parte, se incrementan las secreciones de las glándulas salivales. También, se produce una importante baja de la presión arterial; acompañadas de hepatotoxicidad.

– Alteraciones del Boro:

Los efectos nocivos se manifiestan a nivel del aparato reproductor. En este caso las consecuencias más comunes son la disminución de la capacidad reproductiva y el consecuente desarrollo.

– Excesos de calcio:

Las elevadas concentraciones de calcio traen aparejadas graves consecuencias en el sistema renal. En este sentido, provoca cálculos renales y manifiesta signos de insuficiencia renal.

– Excedentes de cobre:

Las consecuencias directas de este tipo de errores en la dieta traen aparejados trastornos gastrointestinales y hepáticos.

-Excesos de Flúor:

Se ponen de manifiesto mediante la acumulación en la dentadura y el sistema osteoarticular.

-Excesos de yodo:

Las elevadas concentraciones de yodo en el organismo traen aparejados efectos dañosos en las secreciones de las hormonas tiroideas. Ello se puede medir a través de la concentración en sangre de la hormona TSH.

-Excedentes ferrosos:

Los valores elevados de hierro en la sangre se ven reflejados en procesos acelerados de oxidación. Por otra parte, se suscitan trastornos en el sistema gastrointestinal.

-Sobredosis de magnesio:

Las concentraciones excesivas de este mineral en el organismo se traducen en procesos gastrointestinales. En general, traen aparejadas diarreas, deshidratación, irritación.

-Excesos de manganeso:

En este caso se producen consecuencias directas sobre el sistema nervioso. En estos procesos se destacan las intoxicaciones sistémicas.

-Saturación de Molibdeno:

Cuando se incorporan cantidades excesivas de este componente se producen alteraciones considerables en la salud reproductiva.

-Excesos de Níquel:

En el caso de que se produzcan consumos excesivos de níquel, se pueden esperar trastornos en el control del peso corporal.

-Alteración del valor de Fósforo:

Los valores elevados de fósforo son causantes de los procesos de calcificación metastásica. También se observan casos de porosidad del sistema óseo. Ello es así como consecuencia de los trastornos en los mecanismos de absorción de calcio.

-Excedentes en Selenio:

Las alteraciones en los valores normales de Selenio traen aparejadas la pérdida de cabello y uñas, así como también su fragilidad.

-Sobredosis de Vanadio:

Cuando se aportan cantidades excesivas de vanadio al organismo, las consecuencias se ven reflejadas en el sistema renal. Es decir, se ponen de manifiesto lesiones en los riñones y vías urinarias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.